El sistema eléctrico hondureño ha enfrentado importantes dificultades para atender la demanda de energía, especialmente durante los horarios pico y en regiones como la Noroccidental, donde se concentra la mayor actividad económica. Esto sin considerar los desafíos del sistema de transmisión regional. Estas carencias han provocado cortes de energía y la necesidad de recurrir a medidas como la compra de energía de emergencia y el racionamiento. Esto no solo afecta la estabilidad del sistema eléctrico, sino que también pone en riesgo el desarrollo industrial y la calidad de vida de los ciudadanos.
La demanda de energía en Honduras ha mostrado un crecimiento sostenido, con un promedio anual del 3.95 % entre 2007 y 2022, cuando pasó de 6,271 GWh a 11,219 GWh. Durante el mismo período, la potencia máxima suministrada aumentó un promedio del 3.13 % anual, alcanzando 1,789 MW en 2022. Sin embargo, los últimos años han reflejado un crecimiento más moderado: entre 2021 y 2022, el consumo aumentó un 1 %, mientras que la potencia máxima creció un 2.9 %. Esto indica una intensificación de la demanda en horarios específicos, lo que representa un desafío creciente para la infraestructura actual.
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